La falta de ejercicio, la práctica de deportes sin asesoría profesional o un mal entrenamiento, pueden provocar lesiones irreversibles en el cuerpo.
Es importante resaltar, que el escaso tiempo libre durante la semana laboral ocasiona que las personas elijan los sábados y domingos para ejercitarse, esto puede provocar una carga excesiva en la práctica deportiva, forzando al cuerpo a realizar un entrenamiento mayor para alcanzar el objetivo físico deseado.
Dentro de la práctica de alguna actividad física o deporte, las lesiones musculares son los percances que más sufren las personas, debido a un sobreesfuerzo, mala técnica deportiva o cuando no hay un adecuado calentamiento previo.
Estas son las lesiones musculares que se presentan con mayor frecuencia debido a un entrenamiento físico mal dirigido:
Contractura. Es cuando el músculo se contrae más allá de su límite funcional. Este malestar se produce si el musculo sufre una sobrecarga, se encuentra débil o está en la misma posición por un largo periodo. El carácter perjudicial radica en la continuidad de esta contracción de forma sostenida en el tiempo y de manera involuntaria, la musculatura queda en constante tensión. No es una lesión de gravedad, pero la molestia le impide al paciente realizar con normalidad ciertos movimientos.
El tratamiento recomendado es la aplicación de calor en la zona de la contractura, reposo durante unos días (no realizar actividad deportiva o física en exceso), antiflamatorios y masaje por parte de un profesional.
Distensión muscular. Es un sobre estiramiento del músculo pero sin llegar a la ruptura, sin embargo se da el proceso de inflamación y aparece el dolor. Es el famoso “tirón”, el cual sin un cuidado adecuado puede avanzar y convertirse en desgarre muscular.
Desgarro muscular. Ruptura parcial o completa de fibras musculares, el desgarro puede llegar a ser grave y provocar un sangrado interno por rotura masiva de fibras musculares, origina un hematoma o moretón en la zona lesionada. Dependiendo de la gravedad, se aplica el tratamiento correspondiente:
Primer grado: distensión leve, se recomienda reposo, hielo, elevación y compresión. Después, se realizan ejercicios de baja implicación muscular, como estiramientos indoloros.
Segundo grado: lesión moderada, además del entrenamiento paulatino e indoloro, con apoyo de un terapista se comienza la práctica de ejercicios isométricos, aquellos donde se tensa un músculo y se mantiene en una posición por un breve periodo de tiempo.
Tercer grado: es un desgarro de gravedad, causa la pérdida total de la función muscular, se recomienda la terapia de electroestimulación muscular, aplicación de electricidad con un efecto analgésico, relajante y estimulante.
Ante estos posibles episodios, se recomienda ir a una valoración antes de ejecutar algún tipo de rutina física, poner atención a los dolores, por menores que sean, esto evitará lesiones de gravedad y se dará a tiempo un remedio que permita continuar con las actividades habituales.
Fuente: esquirelat.com