Alogenosis iatrogénica. Una nueva enfermedad

Medicina Estética

La necesidad de rellenar arrugas y otras depresiones en la piel ha llevado a la creación de múltiples sustancias inyectables. Los desastrosos resultados producidos por varias de estas sustancias meses o años después de ser inyectados han producido la “Alogenosis Iatrogénica”, pues se trata de una nueva enfermedad que solo en Iberolatinoamérica tiene más de un millón de victimas: “Alogenosis”, porque es producida por sustancias alógenas, es decir, ajenas al organismo e “Iatrogénica”, porque la producen los médicos o las personas que inyectan estas sustancias.

Las sustancias inyectables de relleno más usadas en estos errados procedimientos son: silicona líquida, parafina, petrolato líquido, vaselina, “biopolímeros”, aceite mineral, grasa animal.

Las reacciones pueden aparecer entre las 6 horas y los 25 años del tratamiento (dolor, eritema, pigmentaciones, edemas, fibrosis, queloides, infecciones, fístulas, necrosis de piel, desplazamiento por gravedad, y otros) y generales (fiebre, dolor generalizado, artralgias, decaimiento, malestar general, aumento de caída del cabello, depresión).

Los síntomas y signos se exacerban cada dos o tres meses durante períodos que duran de 1 a 3 semanas y mejoran con o sin tratamiento. El tratamiento es sintomático. Las resecciones quirúrgicas solo deben hacerse en zonas muy limitadas, pues producen depresiones cutáneas y cicatrices retráctiles. Las masas muy grandes no se deben resecar debido a las deformaciones consecuentes. Se debe proteger la piel con sustancias emolientes.

Los corticoides locales o generales no sirven y aumentan la atrofia de la piel; las punciones y la liposucción no ayudan, pues las masas son sólidas y fibróticas; los masajes, el ultrasonido y el láser no ayudan y a veces empeoran la situación.
En todos los países se deben realizar campañas oficiales de prevención contra estas sustancias.

Una enfermedad que produce al año más de un millón de victimas, es decir, más que el SIDA o la tuberculosis, merece ser bautizada y controlada.Esto con respecto a los desastres que producen ciertas sustancias inyectables de relleno.

El deseo de corregir las depresiones que producen las arrugas y otras atrofias de la piel ha llevado a los laboratorios, con inversiones de centenares de millones de dólares, a producir más de 40 sustancias inyectables de relleno; todo por complacer a los pacientes que quieren “algo que aplane las arrugas”. Conseguir esto sería el comienzo de la “fuente de la eterna juventud” que infructuosamente vino a buscar el navegante español Ponce de León a la Florida (EEUU) en 1513.

Las depresiones en la superficie corporal no solo son producidas por las arrugas; las cicatrices y ciertos traumatismos también las producen. Hay ciertas enfermedades que igualmente producen depresiones tales como la atrofia hemifacial o enfermedad de Romberg, el síndrome de Barraquer-Simons que consiste en una atrofia de la grasa de la cara y de la mitad superior del tronco, la esclerodermia, las atrofias por parálisis musculares, las atrofias producidas por inyecciones de corticoides, y otras.

En cálculos muy conservadores, más de un millón de personas, en su gran mayoría mujeres, han sido víctimas en Iberolatinoamérica de esta nueva enfermedad. Afortunadamente, no todos los pacientes presentan signos y síntomas que les obliguen a consultar al médico, pero, por otra parte, cada vez hay más pacientes que presentan las secuelas de estos rellenos hechos hace 10 ó 20 años. Es de esperar que a medida que transcurran los años más y más pacientes necesitarán los servicios médicos.

Las sustancias más usadas como relleno son: la silicona, la parafina, el petrolato líquido, la vaselina, el aceite mineral o vegetal, los triturados vegetales, los “constructenos”, las grasas animales o vegetales, los colágenos, los “biopolímeros”.

Consecuencias

– Un 97% de los pacientes son de género femenino. Todos los pacientes salen satisfechos inmediatamente terminada la implantación y solo se quejan de “ligeras molestias”.

– El período de latencia de los signos y síntomas varía entre unas horas y 25 años. Durante este período de latencia es cuando el paciente, que se siente contento y satisfecho, recomienda entusiasmado a sus amigos o amigas el tratamiento. Viene entonces la repentina fama de quien aplicó la sustancia y el consiguiente aumento de pacientes, por no decir de “víctimas”.

– Un 95% no sabe qué le inyectaron.

– El promedio de sesiones de inyección fue de 2. Variaron entre 1 y 4.

– Más de un 98% de los pacientes insatisfechos recibieron masajes, ultrasonido o algún corticoide inyectado, por vía oral o aplicado localmente.

– Han sido reportados casos de cegueras y parálisis debidas a estas inyecciones.

– También han sido reportados suicidios de personas con serias deformaciones faciales y corporales.

– Uno de cada cinco pacientes complicados, ha recurrido a tratamiento psiquiátrico.

Síntomas y signos

Son locales y generales.

Los signos locales más comunes son: inflamación, irregularidades, edema, eritema, cicatrices queloideas, hiper o hipopigmentaciones, ulceraciones, endurecimiento, necrosis, esclerosis, fibrosis, desplazamiento por gravedad de la sustancia, infección y fístulas. Algunos no pueden separar las arcadas dentarias más de 8 mm., debido a la fibrosis de los tejidos de la cara. En los raros casos en que la piel se fistuliza, la sustancia sale con un aspecto de crema dental. Las ulceraciones tardan meses o años en sanar.

Los síntomas generales más comunes son: dolor, fiebre, decaimiento, dolores articulares, somnolencia, malestar general y depresión.

Fuente: http://scielo.isciii.es

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