El sol aporta beneficios sobradamente conocidos en la mente y en el cuerpo. En la mente porque es indudable que la luz es un estímulo fundamental de nuestros ritmos fisiológicos circadianos, y juega un papel básico en la regulación de nuestro estado de ánimo. En el cuerpo porque, por ejemplo, la radiación ultravioleta es necesaria para sintetizar la vitamina D, imprescindible en el metabolismo del calcio que garantiza el estado de nuestro esqueleto. Sin embargo, la exposición inadecuada al sol o el abuso tienen efectos negativos indiscutibles.
El cuerpo está preparado para recibir una cantidad determinada de radiación; no sólo ocasionalmente sino a lo largo de la vida, pues tiene un efecto acumulativo.
Cuando la sobrepasamos empiezan los problemas: adelgazamiento de la piel, atopias, fotoenvejecimento, arrugas, manchas y lo que es más grave lesiones precancerosas y cáncer de piel. Con el cuidado adecuado podemos disfrutar del sol y proteger la piel. Los protectores solares son muy beneficiosos. Nunca tomes el sol sin aplicártelos, y úsalos siempre el sol siempre esta presente aunque no lo veas.
También debes tomar precauciones sencillas tales como no tomar el sol a las horas de mayor intensidad, como hacían nuestras abuelas. No tomes baños de sol frecuentemente y usa siempre que puedas lentes oscuros para proteger tus ojos y la piel alrededor de ellos pues es la piel más sensible y delicada del cuerpo y la que primero muestra los signos de daños y envejecimiento, como las patas de gallo.
El clima cálido y húmedo hace que sudemos mas por lo que la limpieza es muy importante. El sudor en la cara provoca puntos negros, barros y espinillas. La limpieza del cabello también es importante para prevenir puntos negros porque con el calor los aceites naturales del cabello alcanzan la piel de la cara.
Para un cuidado profesional de tu piel en los días de calor y sol, limpia, tonifica e hidrata cada día con fórmulas que contienen ingredientes botánicos especialmente elegidos para beneficiar la piel.
Pepino
El 97% de agua que contiene el pepino unido a su elevado contenido en vitamina E y aceites naturales lo convierten en un ingrediente excelente para reparar, hidratar y aportar vitalidad a nuestra piel. Este es uno de sus mayores beneficios, por lo que si notas que tu piel de tu rostro se ve apagada, castigada o ya no luce tan radiante como antes, no dudes en nutrirla con una mascarilla de pepino. Lograrás recuperar su textura y frescura natural.
Otro de los beneficios del pepino para la piel más destacados es que es ideal para rejuvenecerla y atenuar las arrugas. Esto es debido a que sus vitaminas A, C, y E tienen propiedades antioxidantes que ayudan a frenar el envejecimiento de la piel y a favorecer la producción de colágeno y elastina, las sustancias encargadas de mantenerla joven y llena de vida.
Miel
Ya sea en forma de lociones, ungüentos, gel, jabones, cremas o emulsiones, la miel es sumamente apreciada en su uso en el cutis y la piel. Hipócrates, padre de la medicina, indicaba que al aplicarla sobre el rostro otorgaba matices de frescor y juventud.
Se considera un eficaz remedio para paliar el efecto de las arrugas o eliminar las asperezas de la piel, porque humecta y proporciona elasticidad y lisura; para las pieles secas es ideal la aplicación de una mascarilla elaborada con huevo y miel.
La miel es un ingrediente que ofrece una importante acción limpiadora y, es que, gracias a las enzimas naturales que contiene es ideal para limpiar la piel en profundidad y eliminar toxinas. Este es uno de los beneficios de la miel que las empresas especializadas en cosméticos han sabido aprovechar bien, pues muchos de sus jabones, geles y desmaquillantes la incorporan como principal ingrediente.
Como exfoliante natural, la miel también es un ingrediente muy eficaz y beneficioso para la piel. Su contenido rico en azúcares con sustancias como la fructosa, la glucosa y los ácidos alfa-hidróxidos, permite una magnífica exfoliación que deja la piel revitalizada y muy suave. Además, actúa como regenerador de las células muertas y no es nada agresiva, pues a la vez que exfolia, hidrata la piel.
Aloe Vera
Los mucílagos de la sábila al igual que sus grasas insaturadas la hacen intensamente hidratante y capaz de penetrar hasta las capas más profundas de la piel. Sus vitaminas, minerales y antioxidantes la convierten en un rejuvenecedor facial. Ayuda a prevenir el desgaste y oxidación de las células de la piel. Promueve la regeneración de la piel dañada, haciéndola perfecta para reducir cicatrices y estrías.
Tiene propiedades antibacterianas y fungicidas por lo que ayuda a combatir el acné y a limpiar los poros En el contorno de los ojos, reduce las patas de gallo y pequeñas arruguitas gracias a su contenido de alantoína que es un cicatrizante natural y ayuda a desprenderse de las células muertas, acelerando el crecimiento de tejido sano y mejorando su hidratación. Tiene un efecto calmante y emoliente. Es ideal para sanar pieles quemadas por el sol y para disminuir el enrojecimiento en pieles sensibles.
Ácido Hialurónico
Hidratación. Una de sus funciones principales reside en la retención del agua, gracias a que puede inmovilizarla. De esta forma, las células consiguen mantener su turgencia y elasticidad. Los productos de belleza que lo incluyen poseen un enorme poder de hidratación.
Antiedad/Antienvejecimiento. El ácido hialurónico participa activamente en dos procesos vitales de una célula: la división y la proliferación. La renovación celular es un suceso esencial en el envejecimiento. Como el ácido hialurónico tiene capacidad para promover esta renovación, desempeña un papel importante en los cosméticos que integran este principio activo.
Tiene potencial regenerador. La regeneración de la piel va acompañada de la proliferación de las células. Combinado con un tratamiento de colágeno y miel (que también es un excelente regenerador celular) tiene resultados óptimos para la piel.
Fuente: embelle.com.mx
