La obesidad es la epidemia de la sociedad desarrollada actual. Y hay que atacarla desde varios frentes. En las condiciones más relacionadas con la apariencia física, también se debe insistir en la prevención para no tener que llegar a la curación. Y esto sobre todo tiene que ver con la obesidad que engloba la medicina estética con las otras enfermedades crónico-degenerativas: cardiovasculares, diabetes o cáncer.
La obesidad se manifiesta de forma más aguda y multifactorial en la mujer y en sus diferentes etapas vitales: mientras que en la niña, adolescente y mujer joven el efecto es sobre su salud psicosocial; durante el periodo reproductivo se asocia a complicaciones en el embarazo y en la descendencia a través, sobre todo, de la epigenómica.
Con el paso de los años, el sobrepeso y la obesidad se asocian en la mujer, tal como ocurre con el hombre, con un riesgo aumentado de la diabetes, del infarto e incluso de ciertos tipos de cánceres. En las edades más avanzadas, a las que un número mayor de mujeres van llegando, a estos riesgos mencionados, se unen los riesgos de enfermedades neurológicas como es el caso del alzhéimer.
La obesidad tiene un componente genético y otro componente ambiental y ambos tienen “pesos” similares. Los factores del apetito y de la saciedad son determinantes a la hora de cómo llevamos a cabo esas decenas de miles de comidas que acompañan nuestra vida.
Está demostrado, apunta Ordovás, que los hombres y las mujeres respondemos de manera diferente a los estímulos relacionados con la comida, siendo las mujeres mas “emocionales” a la hora del consumo de alimentos, tanto en los que se refiere a los aspectos cuantitativos como cualitativos.
Además de las diferencias de género y de edad, la genética de cada persona es determinante. La identificación del riesgo genético de obesidad así como la generación de dietas óptimas para la prevención y la terapia del sobrepeso y la obesidad pertenece al campo de la nutrigenómica. Esta tecnología abrirá las puertas al diseño de dietas personalizadas para ayudar a mantener un peso saludable pero también a aumentar el éxito de las dietas para perder el exceso del mismo.
La dimensión del tiempo
Pero también hay otro factor más reciente: la dimensión del tiempo. Ya no es lo que comemos, y cuánto comemos, sino además es relevante cuándo lo hacemos.
El estudio de la cronobiología, de los ritmos circadianos nos ha venido a revelar además que el sueño, el descanso, es importante y que pecamos por exceso y por defecto a la hora del sueño y su relación con la obesidad, aunque en la sociedad actual prima el pecado por defecto, es decir, cada vez dormimos menos y esto está contribuyendo a la epidemia de obesidad y quizá a otros aspectos estéticos de nuestra apariencia externa.
El sobrepeso y la obesidad sirve de penoso punto de unión entre la medicina estética y la medicina que lidia con las enfermedades crónicas, y muestra esperanza ante los avances científicos que están permitiendo entender y afrontar el problema de la obesidad en su conjunto abriendo nuevos horizontes preventivos y terapéuticos que nos permitirán conocernos a nosotros mismos y entender las necesidades individuales.
Fuente: efesalud.com