Ácido retinoico y fotoenvejecimiento

Ácido retinoico y fotoenvejecimiento

Actualidad Médica

El envejecimiento puede ser definido como un proceso biológico, genéticamente determinado, que consiste en la disminución progresiva e irreversible de la capacidad homeostática. Al hablar de envejecimiento cutáneo hemos de establecer la diferencia entre el cronológico y el fotoenvejecimiento.

Sobre el hecho biológico del envejecimiento, pueden sumarse una serie de factores extrínsecos, como las radiaciones solares, que inducen la aparición de alteraciones clínicas, histológicas y moleculares características, que conocemos como fotoenvejecimiento. La piel, al igual que el resto del organismo, sufre un proceso de envejecimiento cronológico que afecta de forma similar a las zonas expuestas y no expuestas a la luz solar y que juega un importante papel en lo que respecta a la percepción de la edad del individuo.

Mientras que una piel envejecida debido a la acción del “reloj biológico” presenta arrugas finas, disminución de la elasticidad y un grado variable de atrofia, la piel fotoenvejecida, tiene un aspecto apergaminado, con una superficie nodular y amarillenta, las arrugas son más profundas y la disminución de la elasticidad más intensa.

A pesar de estas diferencias tan significativas, existe un punto de conexión entre ambos procesos que se sitúa a nivel de las fibras elásticas: por un mecanismo u otro son anómalas y disfuncionales, lo que hace pensar que ahí radica el hecho central de los procesos del envejecimiento cutáneo.

El equilibrio entre la formación y degradación es lo que permite mantener las características normales de la piel. Otro componente fundamental de la dermis, que tiene un rol importante en el fotoenvejecimiento cutáneo, es el colágeno, pudiéndose evaluar a través de la hidroxiprolina marcada. En la piel fotoexpuesta se encuentra un aumento de la concentración de desmosina marcada hasta cuatro veces el normal, mientras que la expresión del gen del colágeno está disminuida.

Resumiendo, los signos clínicos del fotodaño son:

  • Arrugas: profundas y gruesas. Las líneas de expresión facial están muy marcadas (arrugas dinámicas) y la laxitud de los tejidos lleva a la formación de arrugas por flaccidez (arrugas por gravedad).
  • Cambios vasculares: los pequeños vasos de la dermis superior pierden su trama de soporte: se produce ectasia vascular con atrofia de las paredes. Es común el eritema difuso persistente y la presencia de numerosas telangiectasias y en ocasiones, lagos venosos o poiquilodermia de Civatte.
  • Atrofia o afinamiento, transparencia, laxitud, xerosis: se manifiesta clínicamente como piel adelgazada con una red venosa fácilmente visible, con alteración de las fibras elásticas (la piel “no vuelve a su lugar” luego de ser estirada) seca, rugosa, descamada y a veces agrietada.
  • Discromías pigmentarias:
    – Melanocíticas:
    * Efélides: exposición a la radiación UV, especialmente en pieles con fototipo I-II.
    * Léntigos actínicos: en áreas expuestas, relacionadas con la radiación UVA.
    – No melanocíticas: relacionadas con cambios vasculares.
  • Discromías no pigmentarias: Elastoidosis.
  • Hiperplasia sebácea: afecta la cara, predominantemente la frente.
  • Comedones solares: aparecen en el área periorbitaria, en personas de edad avanzada en piel expuesta al sol.
  • Cicatrices estrelladas: posterior a la púrpura de Bateman.
  • Queratosis: asociadas con el riesgo de carcinoma espinocelular.
  • Neoplasias: los factores de riesgo son piel blanca, dificultad para broncearse, edad avanzada, facilidad para quemarse y quemaduras antes de los 20 años.

Estudios previos han demostrado que el retinaldehido es mejor tolerado sin perder el efecto biológico de los retinoides. El ácido retinoico, ha sido el retinoide más investigado en el tratamiento del fotoenvejecimiento. Solo a partir de los 80´s se utilizó en dermatología para este fin.

La eficacia del ácido retinoico en esta enfermedad fue demostrada por primera vez por Kligman y colaboradores (1984), usando un modelo animal de fotoenvejecimiento, encontraron que el tratamiento durante diez semanas con ácido retinoico en ratones envejecidos, mejoraba significativamente el colágeno en la dermis papilar, correlacionado con la disminución de las arrugas. Esta observación llevó a investigar el potencial del ácido retinoico en el tratamiento del fotoenvejecimiento.

En años posteriores, investigaciones realizadas por Fisher y colaboradores (1996) ayudaron a comprender las bases moleculares de este hallazgo, encontraron que el tratamiento con tretinoína al 0,1 % en crema, de la piel fotodañada, produjo un bloqueo completo de la síntesis de colagenasas y gelatinasas intersticiales, evitando la degradación del colágeno, también se encontró que el ácido retinoico bloquea la activación de los factores nucleares de transcripción AP-1 y NF-B, inducidos por la radiación ultravioleta.

Se han realizado múltiples estudios para evaluar el papel del ácido retinoico en el fotoenvejecimiento, los de mayor relevancia, son los que utilizan la molécula por un período de seis meses. En el estudio realizado por Ellis y colaboradores, en 1990, se observaron dieciséis pacientes, en veintidós meses de tratamiento, se encontró mejoría continua hasta el décimo mes y luego mantenimiento de esta hasta el final del estudio. En 1993 Green y colaboradores estudiaron el efecto de la tretinoína al 0,05 % en crema, diariamente, en un plazo de doce meses, logrando una mejoría mayor, después de los seis meses de tratamiento.

En conclusión, el ácido retinoico tópico es eficaz para el tratamiento del fotoenvejecimiento, sin embargo la irritación cutánea secundaria a su uso es un factor limitante del tratamiento. El retinaldehido, un precursor inmediato del ácido retinoico, ha demostrado una actividad biológica en la piel con menos efectos secundarios que el anterior.

Saurat y colaboradores fueron los primeros en evaluar la actividad biológica y la tolerabilidad del retinaldehido en la piel humana, encontrando que el retinaldehído fue bien tolerado y produjo incremento en el grosor epidérmico, aumento en la expresión de queratina y proliferación de queratinocitos.

Por lo tanto, el ácido retinoico tópico parece un fármaco útil, bien tolerado y con pocos riesgos, en la prevención y tratamiento del fotoenvejecimiento. Las investigaciones sobre nuevos retinoides permitirán en el futuro tener en nuestras manos armas terapéuticas sin duda más eficaces y con menos efectos adversos.

Fuente: soarme.com

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