Lesiones verrucosas: Diagnóstico y tratamiento

Lesiones verrucosas: Diagnóstico y tratamiento

Actualidad Médica

Las lesiones verrucosas suelen hacer referencia a los papilomas de origen viral. Un papiloma es un tumor epitelial de crecimiento exofítico que forma estructuras de proyección en su superficie. Estas proyecciones son las denominadas papilas, que poseen una morfología digitiforme en su parte externa. Pueden presentarse en cualquier parte del tegumento cutáneo, incluyendo las mucosas oral y genital.

Diagnóstico

Para el diagnóstico de las verrugas víricas no suelen necesitarse pruebas complementarias y es suficiente la exploración clínica. La interrupción de los dermatoglifos y la presencia de capilares trombosados intralesionales son muy sugestivas de verruga vírica. Cuando se duda del diagnóstico, se puede recurrir a la biopsia cutánea por punch o a la extirpación quirúrgica y a su estudio histológico. Aunque las verrugas víricas involucionan espontáneamente en hasta el 40% de los casos, suelen ser persistentes y se extienden por autoinoculación, por lo que el tratamiento de las lesiones es frecuente. Debe remarcarse que, en el caso de las verrugas víricas genitales, existe un riesgo de transformación en carcinoma epidermoide.

Tratamiento

El tratamiento está indicado en casos recalcitrantes, extensos, con alteraciones estéticas, funcionales o psicológicas secundarias. La eficacia del tratamiento tópico aumenta con la decorticación mecánica de la lesión. La aplicación de ácido salicílico acompañada de decapado sistemático con bisturí consigue una tasa de curación del 75%. Constituye la primera opción terapéutica para verrugas planas no faciales, verrugas plantares, y cualquier tipo de verruga de las manos. También es posible emplear ácido glicólico al 15% para las verrugas planas faciales y al 70% en las palmoplantares rebeldes. La crioterapia aplicada en dos ciclos, cada 2-3 semanas, es una alternativa terapéutica que no ha demostrado mejores resultados que el ácido salicílico en verrugas no genitales, y puede ocasionar efectos adversos locales notables (dolor, ampollas, cicatrices y daño en la matriz ungueal). Otras opciones terapéuticas son la cantaridina combinada con podofilina y ácido salicílico, la podofilina en monoterapia o el imiquimod, un inmunomodulador tópico que puede ser especialmente útil para las verrugas peri y subungueales. La bleomicina tópica es una alternativa para verrugas que no han respondido a otros tratamientos, o que no pueden extirparse quirúrgicamente, aunque se relaciona con efectos adversos locales que pueden ser intensos.

Se dispone de otros tratamientos como los retinoides tópicos y orales, o el 5-fluorouracilo, que se reservan como segunda línea terapéutica. Recientemente se ha centrado la atención en la inmunoterapia intralesional a través de la inyección de antígenos de microorganismos como Candida, que activarían la inmunidad antivírica. Su inyección produce dolor y es posible que aparezca un cuadro pseudogripal o prurito. La inmunoterapia sistémica se efectúa con cimetidina a dosis de 25-40 mg/kg/día durante 2 meses. El empleo de láser o cirugía se reserva para casos especialmente complejos.

Fuente: elsevier.es.

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