¿La obesidad es contagiosa?

Medicina Estética

Si una persona sufre obesidad “es mucho más probable que las de su entorno más cercano también la sufran”; esta agregación podría estar causada por la agrupación entre personas ya previamente obesas que comparten afinidades, pero otras “evidencias científicas indican que también existe un ‘efecto contagio’, de convertir a un sujeto normopeso en obeso simplemente por el hecho de estar relacionado estrechamente” con esa persona, ha declarado el doctor Albert Goday, del Hospital del Mar de Barcelona, España.

Además, ha explicado, durante el XIV Congreso de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), que en las enfermedades infecciosas conocer los mecanismos de transmisión “permite planificar estrategias preventivas contra la expansión de la infección. Por analogía, si se identifica con precisión los mecanismos de contagio de la obesidad, tal vez se podría prevenirla”.

“Por otra parte, el efecto contagio también se observa en el tratamiento de la obesidad. En efecto, diversos estudios han demostrado que cuando se prescribe tratamiento de la obesidad a un individuo, el efecto sobre la mejoría de los hábitos de vida saludable y la pérdida de peso se observa o contagia también en su entorno”, ha especificado.

Esto es lo que se denomina ‘efecto halo’, y ha sido “demostrado en distintas opciones terapéuticas de la obesidad”; y se está desarrollando distintos proyectos en este sentido, que permitirían plantear tratamientos más coste-efectivos de esta enfermedad.

En definitiva, tanto en la fisiopatología como en el tratamiento, el entorno de la persona que sufre obesidad condiciona intensamente la evolución de la enfermedad, la cual afecta a más de un 20 por ciento de la población en España.

Un problema de salud pública

Para el presidente de la SEEDO, Francisco Tinahones, la obesidad es un problema que la sociedad “sigue sin identificar como un problema de salud, sino como un problema estético”, que además requiere de “una estrategia multifactorial para combatirla que sólo será posible con la alianza de toda la sociedad”.

La obesidad, además, reduce la esperanza de vida de un paciente entre 5 y 10 años y es además el detonante de otras enfermedades como el caso de la diabetes, llegando a cuadriplicar el riesgo de desarrollarla.

A su vez, incrementa la mortalidad cardíaca y cebrovascular, la artrosis y está estrechamente vinculada con once tipos de cáncer. Así como hay cada vez más pruebas que apuntan que también puede estar relacionada con enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer, señalan desde la entidad.

Durante la conferencia de Epigenética y obesidad, la doctora Ana Belén Crujeiras, ha argumentado que entre los factores que determinan la salud, la genética explica un 30 por ciento de la variabilidad, mientras que el 70 por ciento restante está determinado por factores ambientales como el estilo de vida, cuidados de la salud, ambiente sociocultural y físico.

Sin embargo, el coordinador del Grupo de Estudio Ejercicio Físico y Obesidad de la SEEDO, Felipe Isidro, ha manifestado que las “personas con obesidad no tienen la misma capacidad de respuesta fisiológica ni de adaptación al mismo estímulo de ejercicio que las personas sin exceso de adiposidad”.

En concreto, “se sabe que las personas con obesidad padecen una serie de trastornos que afectan tanto al tejido adiposo como al muscular, con pérdida de masa muscular, de fuerza y de función y se debe considerar por tanto que muestran un tejido muscular enfermo, con muy poca disponibilidad de betaoxidación de ácidos grasos y de utilización de la glucosa”.

Fuente: seme.org

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