PSA y diagnóstico temprano de cáncer de próstata

Medicina Estética

El antígeno prostático específico es un marcador tumoral de gran valor para el diagnóstico precoz del cáncer de próstata, ha sido ampliamente utilizado en la práctica clínica con un importante impacto en la historia natural de la enfermedad. Se precisan aspectos relacionados con la interpretación de los valores, sus posibilidades diagnósticas y la evaluación de este marcador tumoral pre y postratamiento. El antígeno prostático específico es un parámetro a considerar en la valoración de problemas prostáticos, cifras elevadas están relacionadas entre otras, con hipertrofia benigna de próstata y cáncer prostático, lo que permite la detección precoz y el control de estos pacientes al predecir mejor su comportamiento futuro con el propósito de utilizar con ellos el tratamiento más eficaz posible.

Los marcadores tumorales son sustancias que se detectan en la sangre, orina o tejidos corporales en cantidades superiores a lo normal en los pacientes con algunos tipos de cáncer. Estos marcadores pueden ser sintetizados por el mismo tumor o puede ser una respuesta del organismo ante la presencia del cáncer. El primer marcador tumoral moderno utilizado para detectar el cáncer fue la hormona gonadotropina coriónica humana (HCG), la cual presenta valores elevados en las pacientes con neoplasmas trofoblásticos del embarazo y en los hombres que presentan cáncer de los testículos.

Generalmente los marcadores tumorales no se usan para diagnosticar el cáncer; éste sólo se puede diagnosticar a través de una biopsia. Aunque originalmente los marcadores tumorales se crearon para detectar el cáncer en personas asintomáticas, sólo el PSA (antígeno prostático específico) ha desempeñado esa función.

El descubrimiento del PSA revolucionó la especialidad de Urología en el sentido de diagnosticar más cánceres prostáticos, y sobre todo en estadios más precoces. Desde su purificación en 1979 se supo que el PSA es una calicreína específica del tejido prostático sintetizada en el epitelio acinar y ductal de la glándula y segregada de forma exocrina al fluido seminal donde su función fisiológica es la licuación del esperma y la movilidad de los espermatozoides. Su elevación en suero se produce por el vertido anómalo al torrente circulatorio, como consecuencia de procesos de neovascularización inflamatoria o neoplásica, ruptura de la membrana basal e invasión estromal neoplásica, crecimiento benigno y manipulaciones prostáticas.

Desde su introducción al uso clínico en el año 1988, el PSA ha sido el marcador tumoral más ampliamente usado en la práctica clínica, con un importante impacto en la historia natural de la enfermedad, al cambiar el momento del diagnóstico del cáncer de próstata, a cuando este es apenas detectable bioquímicamente.

El PSA fue aprobado por la Food and Drug Administration en 1994 para el diagnóstico del cáncer de próstata después del estudio realizado por Catalona et al. en el que se puso de manifiesto su eficacia conjuntamente con el tacto rectal. Las lesiones por carcinoma de próstata pueden ser reconocidas durante el examen de tacto rectal dada su ubicación preferente en la zona periférica de la próstata. Sin embargo, solo el 18 % de todos los pacientes con cáncer de próstata son detectados por este examen. 5 La utilización generalizada del PSA produjo a corto plazo una migración del estadio clínico en el que se diagnosticaba el cáncer de próstata a fases más precoces. Se incrementó significativamente la proporción de pacientes diagnosticados en estadios localizados y se redujo drásticamente el diagnóstico de enfermedad diseminada. Actualmente solo el 3% de los cánceres se diagnostican con enfermedad diseminada, mientras que en los años 80 esta tasa llegaba al 40%.

Durante la década de los 90 se describió la densidad de PSA como método para incrementar su valor predictivo en niveles intermedios, los rangos de PSA ligados a la edad con el objetivo de adaptar la indicación de biopsia a los niveles de PSA propios de cada edad y se demostró la utilidad del porcentaje de PSA libre para evitar biopsias innecesarias.

El cáncer de próstata es el segundo cáncer más común en los hombres, después del cáncer de piel, y la segunda causa principal de muerte por cáncer en los hombres, después del cáncer del pulmón.

Las cifras del PSA pueden modificarse en diferentes situaciones o condiciones fisiopatológicas, entre las que se encuentran la edad del paciente, la hipertrofia prostática benigna (BPH), la instrumentación o exploración previa de la próstata y las relaciones sexuales.

Los estudios de pesquisa de cáncer de próstata han generado numerosos debates entre la comunidad científica, principalmente sobre el impacto que pueden tener en la disminución de la mortalidad por esta neoplasia; sin embargo, es un tumor bien localizado y por tanto, la persona afectada tiene mayor posibilidad de ser curada.

Se puede concluir que el PSA es un marcador tumoral de gran utilidad en el diagnóstico precoz del cáncer de próstata según lo demuestran los distintos estudios. La relación PSA libre/PSA total permite la diferenciación entre un cáncer de próstata de una hiperplasia benigna de próstata, contribuyendo con esta determinación a un mejor diagnóstico y a aumentar la sobrevida de los pacientes afectados.

El PSA predice el futuro crecimiento prostático, por lo cual representa una herramienta clínica poderosa para identificar a los hombres con próstata aumentada de volumen y a aquellos que están en alto riesgo de progresión. Se describe el uso del PSA para la estratificación del riesgo y el pronóstico además del seguimiento pre y postratamiento del paciente lo que demuestra su validez para orientar el diagnóstico precoz, estadio y evolución de la enfermedad maligna prostática.

Fuente: remij.sld

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