El peeling facial es un tratamiento estético realizado por los dermatólogos con ácidos y otras cremas especializadas. Durante el proceso se destruye la capa superficial, media o profunda de la piel, dependiendo del caso, con lo que se logra la eliminación de células muertas y se da lugar a una nueva piel, más sana y hermosa, con menos arrugas, manchas, acné y otras imperfecciones.
En principio, se elimina una capa que se regenera a continuación y que recibe un nuevo aspecto a través de las células que permanecen en ciertos puntos de la piel. El peeling superficial de la capa activa exterior estimula la renovación celular a través de cambios profundos en la arquitectura de las células, tales como:
– Aumento del grosor epidérmico
– Disminución de la cantidad de melanina depositada
– Aumento de la producción de fibras de colágeno y suministro de sangre
– Aumento de la permeabilidad de la piel, favoreciendo la penetración de los principios activos que apoyan el tratamiento post peeling.
Tipos de Peeling Facial
La piel tiene 3 capas compuestas cada una de ellas por distintas células y elementos intercelulares (colágeno, fibras elásticas, agua…) con diferentes proporciones que darán lugar a las características únicas y específicas de cada capa. La capa más superficial es la epidermis, la cual sufre un proceso mensual de renovación celular. La dermis por el contrario, es la capa intermedia, donde se encuentra el colágeno, las fibras elásticas, los folículos pilosos… Esta capa no sufre renovación si no es estimulada y por tanto el proceso de envejecimiento va provocando pérdidas progresivas de los elementos que la componen. Por último, tenemos el tejido celular subcutáneo, capa más profunda compuesta principalmente por grasa y que no se renueva, si no que va perdiendo grosor con el paso de los años.
Una vez que conocemos las capas de la piel, vamos a entender mejor en qué consiste un peeling. La palabra peeling viene del inglés, pelar. Lo que se busca al realizar un peeling es retirar una o varias capas de la piel o parte de ellas, empujando a las células que la componen a renovarse.
De esta manera, podemos usar tres tipos de peeling en función de lo que queramos lograr. Para dar luminosidad a la piel y reducir la cantidad de impurezas y células muertas que se encuentran en la epidermis, realizaremos un peeling superficial a base de ácido glicólico o ácido salicílico, dependiendo de lo que queramos conseguir, que no provoque alteraciones en la capa media ni profunda. Son peelings con resultados buenos pero que deben repetirse cada mes para poder mantener el efecto. No eliminará problemas que se localicen en capas más profundas.
Cuando las lesiones se encuentran en la capa media, como cicatrices de acné, manchas o arrugas finas o medias, tenemos la posibilidad de realizar un peeling medio como el de ácido tricloracético, el cual renovará por completo la epidermis y parte de la dermis, activando la producción de nuevas células y de colágeno. Sus resultados son más duraderos aunque sus efectos secundarios también, ya que si se realiza inadecuadamente pueden producirse cicatrices.
Por último, cuando el daño en la piel es intenso, con manchas y arrugas profundas, podemos recurrir al peeling profundo a base de fenol. El proceso de este último peeling requiere hospitalización y anestesia general, por la toxicidad tan alta del fenol y el dolor que conlleva el procedimiento. Se consigue destruir la capa superficial y media por completo, lo que da lugar a la renovación de toda la piel. La persona que se somete a ello requiere una vigilancia estrecha y unos cuidados específicos los días después, que pueden ser igual de importantes que el propio peeling.
La mezcla de estas sustancias en distintas proporciones y otras que no hemos nombrado, dan lugar a distintos peelings con indicaciones específicas y que serán realizados por profesionales dependiendo de las necesidades de cada caso.
Fuentes: unisima.com / enfemenino.com