La toxina botulínica, conocida popularmente por el nombre comercial “Bótox”, se ha convertido en un recurso terapéutico para un creciente número de dolencias, en especial las de tipo neuromuscular.
La clave está en cómo actúa. Los movimientos musculares, ya sean normales o patológicos, son causados por mensajes químicos que los nervios envían a los músculos, que responden contrayéndose. La toxina botulínica bloquea esos mensajes, de manera que, según dónde y cómo se administre debilita la acción muscular, y puede así evitar las arrugas si se inyecta en los músculos de expresión facial bien suprimir o reducir los síntomas de determinados trastornos neuromusculares.
Un tratamiento eficaz contra el bruxismo
Se denomina bruxismo al apretar de dientes de forma involuntaria. Aunque en sí misma no es una dolencia grave, se trata de un desorden funcional bastante frecuente que puede tener efectos nocivos sobre otros aspectos de la salud, como dolor de cabeza, insomnio, dolor dental, muscular y de oído, depresión, problemas dentales o de masticación.
La toxina botulínica se aplica de forma ambulatoria con pequeñas inyecciones en los músculos motores de la mandíbula. Esto reduce sus contracciones involuntarias, pero sin afectar en absoluto a la capacidad de masticar. Aproximadamente 72 horas después, el paciente ya nota sus efectos, que pueden prolongarse entre cuatro y seis meses después de la sesión, lo que sin duda es una enorme ventaja sobre otros tratamientos como las férulas que requieren su uso diario.
Excelente opción para el tratamiento del estrabismo
El estrabismo se produce cuando los ojos no están alineados. Normalmente un ojo se gira hacia adentro o hacia afuera y con menos frecuencia, hacia arriba o hacia abajo. El estrabismo puede llevar a la visión borrosa o a la visión doble (diplopía). En los niños, puede afectar el desarrollo a largo plazo de la visión en el ojo afectado.
La inyección de toxina botulínica tiene como finalidad la corrección total o parcial del estrabismo pudiendo en el 60-70% de los casos evitar la cirugía. El efecto favorable tiene una relación muy importante con la prontitud en su tratamiento. La técnica consiste en inyectar un producto que paraliza temporalmente el músculo o músculos donde se introduce. Al ceder el efecto de la toxina, la desviación disminuye o incluso desaparece. El efecto de la toxina comienza a tener lugar entre el 2º-3º día hasta el 10º día. El tiempo de actuación de la toxina varía pero es preciso un mínimo de 5-6 meses para permitir una reestructuración o equilibrio muscular y un control de los movimientos oculares.
Útil en el tratamiento de la hiperhidrosis
La hiperhidrosis primaria es un trastorno de etiología desconocida caracterizada por una secreción incontrolada y excesiva de sudor en la superficie de las palmas de las manos, las axilas, las ingles y las plantas de los pies debido a un incremento de la actividad simpático colinérgica de los nervios.
La toxina botulínica es un tratamiento eficaz para controlar la hiperhidrosis. El objetivo del tratamiento es reducir el exceso de sudoración en zonas localizadas del cuerpo (axilas o palmas de manos) y también es el tratamiento de elección para resolver la denominada hiperhidrosis compensatoria, que puede aparecer tras la intervención de la simpatectomía. La técnica que se utiliza es sencilla y no dolorosa, ya que previamente se realiza anestesia local si se aplica en manos y pies, en axilas no precisa de anestesia previa. Consiste en la administración subcutánea, en la zona a tratar, de toxina botulínica, sustancia que bloquea la conducción nerviosa reduciendo temporalmente la actividad de músculos y glándulas sudoríparas. Se observa una disminución de la cantidad de sudor en la zona tratada de forma progresiva en 1-2 semanas. La duración del efecto conseguido es variable, oscilando entre 6-8 meses. Se puede repetir el tratamiento pasado este tiempo, siempre que sea necesario.
Fuentes: efesalud.com / clinicarementeria.es / clinicadermatologicainternacional.com