Cómo reconocer trampas en el etiquetado de los alimentos

Cómo reconocer trampas en el etiquetado de los alimentos

Actualidad Médica

A pesar del compromiso de los consumidores de alimentarse mejor y saber a ciencia cierta aquello que incluyen en su dieta, únicamente los expertos y las personas que realmente deciden informarse al respecto conocen a la perfección los términos y conceptos que forman parte del etiquetado de los productos. Una inopia casi generalizada que provoca, en muchas ocasiones, un estado de confusión y “engaño” que acaba con los propósitos del usuario.

Ante esta situación, resulta fundamental conocer el vocabulario básico que utiliza la industria alimentaria para indicar los ingredientes que incluyen sus productos, así como las características que lo diferencian de la competencia. De ahí la importancia de comprobar siempre el etiquetado.

Por ejemplo, como expone la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU @consumidores), el término “natural” nos hace creer que el alimento en cuestión es más saludable, pero no siempre es así. “En realidad, el término ‘natural’ solo puede atribuirse al agua mineral natural envasada (la que se obtiene directamente de manantial), al yogur natural (con fermentos e ingredientes lácteos y sin aromas), a los aromas naturales (aditivos de origen vegetal o animal) y a las conservas al natural. En los demás casos, es una exageración”, asegura. ¿Qué otros supuestos debes tener en cuenta?

Cuidado con los adjetivos…
En este sentido, además del término “natural”, los envases suelen presumir de aspectos que, supuestamente, definen el producto. Es el caso de “artesanal”, “casero” o “tradicional”, adjetivos que brillan por su ausencia en la mayoría de alimentos procesados que habitan en el supermercado y que, para conservarse mejor, finalmente poseen sustancias que se alejan por completo de dichos conceptos (gelificantes, colorantes, acidulantes…). Los únicos platos o condumios que los cumplen son aquellos que elaboras en tu propia casa.

Los químicos

Tras la polémica que ha protagonizado en los últimos meses, todo el mundo conoce los peligros del aceite de palma, pero ¿sabías que también recibe otros nombres que las empresas emplean para ocultarlo en el etiquetado? Hablamos de PALM, palm-loquesea, palmato, aceite de palmiste, sodium palmitate, retinil palmitato o kernelato de palma de sodio, entre otros muchos. Lo mismo ocurre con el azúcar, que se camufla mediante términos como sacarosa, jarabe de maíz o fructosa.

Analiza las imágenes

Aunque cueste creerlo, en muchas ocasiones los ingredientes que protagonizan la imagen del envase no aparecen en el etiquetado, prometiendo algo que luego no cumplen. Esto ocurre, sobre todo, con las frutas y los yogures, cereales u otros productos que se basan en su sabor y aroma. No obstante, en lugar de incluir este alimento 100% natural, ocupan su lugar con componentes artificiales que lo imitan.

Los porcentajes

Tal y como explica la OCU en uno de sus informes, el truco del porcentaje es uno de los más habituales. “En el envase pone bien grande 100% carne de pavo, por ejemplo, y al leer la lista de ingredientes (ya sabemos que si la tiene, no es un producto fresco ni natural), resulta que pone 85% pavo y el resto son agua, sal, especias, aditivos varios… ¿Cómo es posible?”, asegura. “Ante eso debes leer que tiene un 85% de pavo, pero toda la carne que tiene (el 100% de ese 85%) es de pavo, no de otras procedencias”, aclara dicho organismo.

Fuente: 65ymas.com

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