Grasa localizada

Grasa localizada: ¿Qué tratamientos elegir?

Actualidad Médica

La grasa persistente, con tendencia a acumularse especialmente en áreas muy concretas como el abdomen, las caderas, los glúteos o la cara interna de los muslos, puede tener su origen en varias causas, desde una dieta desequilibrada, hasta problemas hormonales. Además, también puede presentar distintas manifestaciones. Lo que generalmente llamamos celulitis es una alteración del tejido subcutáneo adiposo, que presenta más grasa de la normal, y que a veces va unida a problemas relacionados con la microcirculación de la zona (provocando lo que denominamos “piel de naranja”).

Es importante saber que existen distintos tipos de acumulaciones de grasa corporal. No todas las celulitis son iguales y no todas exigen el mismo tratamiento.

En ocasiones, algunas sencillas medidas, como las que recomienda la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) bastan para mejorar de manera notable el problema. Reducir la ingesta de sal, grasas saturadas, bebidas alcohólicas y azúcares es el paso que hay dar ante la presencia de los primeros síntomas de piel de naranja. Los tratamientos tópicos, basados en la aplicación de cremas específicas, que ayuden a reactivar la microcirculación, también puede ser una excelente ayuda cuando las grasas acumuladas comienzan a ser más que visibles.

Tratamientos para reducir o eliminar los cúmulos grasos

Hay que insistir en que cada caso es distinto y han de ser los especialistas los que establezcan medidas concretas, siempre teniendo en cuenta el tipo de celulitis así como la condición general física de la persona que requiera un determinado tratamiento. Entre los más utilizados en la actualidad (y entre los que resulta fácil confundirse) destacan:

Cavitación. Es un tratamiento estético, no invasivo, que cosiste en ejercer presión sobre el tejido adiposo con el fin de deshacer los nódulos de grasa para que su eliminación, a través del sistema linfático, resulte más sencilla. Para ello se utiliza aparatología específica y resulta especialmente efectiva en la zona del abdomen y la cintura.

Radiofrecuencia. Es también un método estético que se realiza en cabina y que, explicado de manera básica, consisten la emisión controlada de radiaciones electromagnéticas que penetran en el tejido subdérmico y consiguen “romper” las células grasas (adipocitos).

Presoterapia. Utilizar aire para aplicar presión en distintas zonas del cuerpo, donde existan acumulaciones grasas es el objetivo de la presoterapia, que también requiere un aparato específico y distintos “accesorios” para poder llevar a cabo el tratamiento. Los cambios de presión-descompresión que supone esta técnica estética, consiguen un efecto similar al que se lograría con un masaje linfático, es decir, movilizar las grasas para lograr eliminarlas.

Liposucción. Tal como señala la Sociedad Española de Cirugía Estética (SECE), la liposucción es una técnica quirúrgica que siempre debe recomendar un profesional médico. Consiste en la extracción, por medio de la inserción de finas cánulas, de la grasa acumulada en cualquier parte del cuerpo. La operación requiere sedación o algún tipo de anestesia en función de cada paciente.

Criolipolisis. Es uno de los tratamientos estéticos más novedosos. Persigue el mismo objetivo que otros pero, en este caso, se utiliza el frío, las bajas temperaturas aplicadas en zonas concretas, para, a través de metodología específica, conseguir la destrucción de los adipocitos.

Fuente: 65ymas.com

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