Vitamina C y reparadores de ADN para una piel sana

Medicina Estética

Los cambios de clima favorecen al deterioro del estado general de la piel. Con el verano llegan los excesos. Una mayor exposición a las radiaciones solares y a agentes químicos como los aditivos de las piscinas, cambios drásticos de alimentación y de rutina suponen un reto para la piel y el cabello. Por eso, desde la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) se recomienda revisar posibles lesiones en la piel y someterse a tratamientos de choque basados, principalmente, en el uso de vitamina C y reparadores de ADN.

Durante la época estival, se acelera el fotoenvejecimiento por el incremento de la absorción de radiaciones solares -principalmente, rayos ultravioleta A (UVA) y ultravioleta B (UVB)- que pueden producir modificaciones en el ADN y que se manifiestan con la aparición de arrugas, manchas melánicas y no melánicas, elastosis dérmica y, en el peor de los casos, cáncer de piel.

La vitamina C es el antioxidante por excelencia, esencial en el bloqueo de los posibles daños provocados por los radicales libres, que juegan un papel fundamental en el desarrollo de algunos cánceres, cardiopatías y trastornos como la artritis. Además, esta vitamina es esencial para la metabolización del colágeno, tan importante a su vez para la regeneración de cartílagos, ligamentos y vasos sanguíneos, así como para una buena elasticidad y luminosidad de la piel. Por eso, su consumo a través de la ingesta de frutas y verduras, principalmente, y el uso de tratamientos cosméticos basados en ácido ascórbico pueden ayudar a proteger la piel y el cabello contra todos los agentes causantes del envejecimiento y con potencialidad para alterar y producir daños en el ADN.

Por su parte, los activos cosméticos reparadores de ADN, fabricados a partir de enzimas capaces de reordenar su estructura, inciden sobre el nivel de hidratación de la piel y las consecuencias estéticas propias del envejecimiento. “La mayoría de los reparadores de ADN se basan en enzimas como las endonucleasas, exonucleasas y fotoliasas, que se obtienen o se encuentran en diferentes materias primas mayoritariamente vegetales, bacteriológicas y marinas”, explica la Dra. Concepción Obregón, portavoz de la SEME, y continúa: “todas estas proteínas inciden de manera favorable sobre la hidratación y el envejecimiento pero hay que aclarar que no pueden frenar ni revertir un proceso de carcinogénesis, por eso, el mejor tratamiento siempre es la prevención a través del uso de fotoprotectores y del consumo de antioxidantes, tan presentes en frutas y verduras y la autoexploración periódica para actuar rápidamente ante una lesión sospechosa”.

Desde la SEME recuerdan que existen tratamientos médico estéticos que pueden ayudar a la rehabilitación de la piel y el cabello. La Dra. Carmen Fernández, vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina Estética y miembro de la Clínica Arquero, señala que “hay que estudiar cada caso; sin embargo, actualmente la medicina estética ofrece tratamientos cuyos resultados son altamente satisfactorios. La mesoterapia facial y capilar con factores de crecimiento para la estimulación de queratinocitos y fibroblastos, así como los tratamientos basados en Plasma Rico en Plaquetas (PRP) o, una vez que la piel haya perdido el bronceado, la aplicación de sistemas de luz para el tratamiento de manchas son algunas de las mejores opciones para paliar los efectos del verano”. Además, subraya que es imprescindible insistir con un tratamiento cosmético adecuado en casa, basado en la limpieza, hidratación y nutrición de la piel y para el cabello, el uso de mascarillas hidratantes.

Fuentes: elcuerpo.es

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