Toxina Botulínica para el tratamiento del Estrabismo

Toxina Botulínica para el tratamiento del Estrabismo

Medicina Estética

La corrección de la desviación puede ser tratada mediante gafas pero, cuando el estrabismo persiste a pesar de la graduación, es necesario iniciar un tratamiento. Existen varias opciones entre las que se encuentran los prismas, los ejercicios musculares, la toxina botulínica y la cirugía.

En algunas situaciones, la toxina botulínica es el tratamiento ideal y la única alternativa posible es la cirugía clásica que precisa de una anestesia general y hospitalización en los niños y anestesia tópica en los adultos, así como cicatrices en el músculo y en la conjuntiva que dificultan posteriores tratamientos correctores.

Inyección de Toxina Botulínica en Estrabismo

La inyección de toxina botulínica tiene como finalidad la corrección total o parcial del estrabismo pudiendo en el 60-70% de los casos evitar la cirugía. El efecto favorable tiene una relación muy importante con la prontitud en su tratamiento.

La técnica consiste en inyectar un producto que paraliza temporalmente el músculo o músculos donde se introduce. Al ceder el efecto de la toxina, la desviación disminuye o incluso desaparece.

En los adultos, la toxina puede inyectarse con anestesia tópica. En los niños, es preciso inyectar la sustancia mediante anestesia general, pues hasta los 9-10 años la colaboración de los niños impide aplicarla localmente con gotas, como sucede en los adultos. Sin embargo, aún en estos casos, se realiza ambulatoriamente de tal forma que a las dos horas el paciente sale de la clínica.

En el momento actual sabemos que es más efectiva en los niños con desviaciones horizontales, sin embargo, también puede ser aplicada en los adultos con desviaciones horizontales de pequeño ángulo si lleva un periodo corto de evolución. Ejemplo: parálisis del sexto nervio total antes del mes, o incluso cuando existe una alteración vertical no importante y en algunas desviaciones oblicuas.

El efecto de la toxina comienza a tener lugar entre el 2º-3º día hasta el 10º día. En este periodo, debemos encontrarnos con una desviación contraria a como estaba previamente (si era hacia dentro, hacia fuera y si inicialmente era hacia fuera, hacia dentro). Además, aparecerá una ptosis (caída del párpado) de un lado o de los dos, y en un 30% de los casos aparece también una alteración vertical (desviación hacia arriba o hacia abajo del ojo). Por último, el sujeto puede quejarse de visión doble. Estos efectos no deseados generalmente son transitorios y, en concreto la ptosis, desaparece en casi todos los casos entre 20 días y 3 meses después.

El tiempo de actuación de la toxina varía pero es preciso un mínimo de 5-6 meses para permitir una reestructuración o equilibrio muscular y un control de los movimientos oculares. De cualquier forma, con frecuencia hay que reinyectar si antes de los 6 meses aparece una recidiva de la desviación, lo cual no implica un fracaso de la técnica.

Mientras dura el efecto, es necesario tapar alternativamente uno y otro ojo para evitar la ambliopía (ojo vago) y la visión doble. La pauta de oclusión será instaurada por su oftalmólogo en función de cada caso.

Complicaciones

Además de los efectos no deseados citados previamente, encontramos unas complicaciones frecuentes, leves y transitorias:

1. Dolor en el momento de la inyección.
2. Mareo (solamente en los pacientes a los que se les aplica con anestesia local).
3. Hemorragia subconjuntival (por encima de la esclera, que es la zona blanca del ojo).
4. Otras complicaciones más graves e importantes, pero verdaderamente excepcionales, son la perforación del globo cuando se introduce la aguja o la hemorragia retrobulbar (detrás del ojo).
5. Hasta el momento no se ha descrito ningún síntoma general por el efecto de la toxina aunque es posible la reacción alérgica al producto.
6. Los estrabismos paralíticos y restrictivos pueden seguir manifestando visión doble en algunas posiciones de mirada tras la inyección.

Estas complicaciones se resuelven con tratamiento médico (medicamentos, sueros…) o sin él pero pueden llegar a requerir intervención, en algunos casos de urgencia.

Ningún procedimiento invasivo está absolutamente exento de riesgos importantes, incluyendo el de mortalidad, si bien esta posibilidad es muy infrecuente.

Hay que ser consciente de que la práctica de la Medicina no es una ciencia exacta y que, a pesar de que el cirujano informe adecuadamente del resultado deseado de la operación, no se puede garantizar la obtención de dicho resultado.

Fuente: clinicarementeria.es

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