Conjuntivitis: Tratamiento, prevención

Conjuntivitis: Tratamiento, prevención

Bienestar Integral

Sensación de arenilla en los ojos, enrojecimiento ocular, lagrimeo abundante y secreción por la noche de una sustancia amarillenta que se seca en los párpados e impide que abrirlos al despertarse.

Estos son algunos síntomas más evidentes de una conjuntivitis infecciosa, una enfermedad que provoca que la membrana que recubre el interior de los párpados (conjuntiva) se inflame.

Y aunque no es complicada de tratar y suele remitir en 3 o 4 días, sí que debemos extremar las precauciones porque es una enfermedad de fácil contagio. No es una dolencia grave, pero si no se cura bien puede dejar secuelas.

Síntomas 

La señal más evidente es que la inflamación de los vasos de la conjuntiva provoca que los ojos se vuelvan rojos. Pero este enrojecimiento puede ir acompañado de otros síntomas:

Lagrimeo.
Picor intenso.
Sensación de tener arenilla, lo que se conoce como “cuerpo extraño”.
Dolor al abrir y cerrar el ojo.
Sensibilidad a la luz, llamada fotofobia.
Inflamación de los párpados y de las bolsas debajo de los ojos.
En la conjuntivitis bacteriana puede haber secreciones blanquecinas, amarillentas o verdosas, que hacen que el ojo amanezca “pegado” al despertar.
En la conjuntivitis alérgica, son frecuentes molestias como picor y enrojecimiento en ambos ojos, estornudos y congestión nasal.
En las conjuntivitis víricas y en las bacterianas, puede estar afectado solo un ojo o ambos a la vez, pero los síntomas suelen predominar más en uno que en otro.

Tratamiento según su tipo

La causa de la infección puede ser un virus pero casi siempre (80% de los casos) está provocada por la proliferación de bacterias en el ojo. Sobre todo en estos casos, la conjuntivitis debe tratarse adecuadamente ya que de lo contrario podrían dañar el ojo con la aparición de úlceras corneales y pérdida de visión.

Según el Doctor Pedro Corsino, Presidente de la Sociedad Gallega de Oftalmología, “suele curarse sin dejar secuelas. Sin embargo, si está provocada por un virus pueden aparecer opacidades en la córnea que reducen la visión, permanecen durante mucho tiempo y acaban derivando en el síndrome de ojo seco”.

Ante los síntomas de conjuntivitis conviene acudir al médico ya que, según su origen, el tratamiento es distinto:

Bacteriana: Se suelen prescribir gotas o pomadas antibióticas que se aplican directamente sobre los ojos y el tratamiento dura de 5 a 7 días. Las pomadas o geles pueden reducir la visión, por eso es mejor que los utilices preferiblemente durante la noche.
Vírica: No requiere un tratamiento específico ya que desaparece por sí sola, aunque suelen recomendarse colirios antibióticos suaves para evitar que se agrave el trastorno por contacto de las manos con los ojos.
Alérgica: Si la conjuntivitis es un síntoma más de un cuadro de alergia puede tratarse con medicamentos antihistamínicos. Pero a veces la reacción alérgica se debe al uso de ciertos cosméticos o a las soluciones para limpiar las lentillas, por lo que conviene cambiar de producto. Este tipo de conjuntivitis también se alivia aplicando compresas frías sobre los ojos.

Cuidados extra para aliviar molestias

En cualquiera de los casos, aplicar suero fisiológico varias veces al día ayuda a calmar los síntomas y, en caso de que se trate de un germen, a eliminarlo. Para conseguir un mayor alivio, se puede guardar el suero en la nevera y aplicarlo fresco.

Los paños mojados con agua fría aplicados en los ojos varias veces al día también alivian los síntomas, pero nunca se debe utilizar el mismo paño para ambos ojos, pues existe peligro de contagio de la infección.

Lavados con suero fisiológico ayudan a aliviar los síntomas

También lavados con infusiones de plantas medicinales como la eufrasia o la manzanilla ayudan a desinflamar el ojo y combatir la conjuntivitis.

Si existe una inflamación importante, el oftalmólogo puede prescribir corticoides tópicos.

Precauciones para evitar contagios

Las conjuntivitis víricas y las bacterianas son extremadamente contagiosas por contacto directo. Por tanto, pueden ser causa de baja laboral y de aislamiento relativo para no provocar una epidemia.

En cambio, las conjuntivitis alérgicas e irritativas no se propagan, aun teniendo contacto directo con el enfermo.

Si la tiene alguien de tu entorno

En el caso de las conjuntivitis infecciosas, es fundamental tomar una serie de precauciones para prevenir el contagio. Si tienes contacto con alguien que la sufre:
No compartas toallas, maquillaje, sábanas, almohadas.
Evita tocar objetos o utensilios que haya usado la persona infectada mientras duren los síntomas.
Lávate las manos a conciencia con agua y jabón.
Utiliza siempre gafas de natación en las piscinas públicas, ya que los gérmenes pueden encontrarse en el agua.

Si la estás sufriendo tú

No utilices lentes de contacto durante esos días, ya que pueden provocar más irritación y contagiar el otro ojo.
Deshazte de los cosméticos (especialmente las cremas de contorno de ojos y los productos para maquillar la zona) que usaste cuando empezó la infección.
Si no puedes evitar tocarte los ojos porque te pican, hazlo suavemente con los dedos envueltos en un pañuelo de papel y tíralo después.
Tápate la boca y la nariz al estornudar o al toser, porque la conjuntivitis vírica también se contagia de este modo.

Malos hábitos que favorecen su aparición

La conjuntiva es una zona muy sensible a los malos hábitos oculares. Evitarlos es la mejor arma para prevenir la conjuntivitis:

No te frotes los ojos: Si lo haces con frecuencia se enrojecerán, y las mismas bacterias que provocan dicha irritación pueden penetrar en ellos dando lugar a una conjuntivitis. Además, las manos son un foco importante de suciedad (aunque las lavemos con frecuencia), por eso no conviene que estén en contacto con la conjuntiva. Si notas los ojos cansados, lávalos con agua tibia o suero fisiológico.

Vigila con ciertos limpiadores: Lavar los ojos con jabones demasiado fuertes puede acabar irritándolos. Usa un producto hipoalergénico y específico para esta zona.
Huye de los ambientes cargados: Los lugares con mucho humo, polvo u otros agentes contaminantes no benefician la salud ocular.

Evita forzar la vista: Leer en lugares con poca luz, mantener fija la vista en una pantalla a la misma distancia y durante mucho tiempo, así como trabajar en lugares mal iluminados puede favorecer también la inflamación de la conjuntiva. Lo mejor es leer y trabajar con luz natural, así como descansar la vista del papel o la pantalla de vez en cuando fijándola en otro punto.

El estrés también afecta: Tus ojos son sensibles a las emociones. La tensión nerviosa y la ansiedad provocan que la conjuntiva se irrite fácilmente. Una buena terapia para relajar los nervios y cuidar tus ojos consiste en dar tranquilos paseos al aire libre y sin gafas de sol para acostumbrarlos a la luz natural.

Fuente: sabervivirtv.com

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