No, en absoluto. De hecho, existen muchos pacientes jóvenes que padecen de acné y seborrea. Es importante solucionar estos problemas ya que suelen acarrear complejos e inseguridades sociales. También acuden a consulta adultos jóvenes preocupados por aspectos como las arrugas de expresión y la deshidratación cutánea, que les hace parecer más mayores de lo que son. En edades tardías el principal problema son los surcos y arrugas profundas debidos al descolgamiento.
La medicina estética abarca un amplio abanico de tratamientos específicos para cada problema concreto y franja de edad. Lo importante es adaptar a cada edad y estado de la piel el tratamiento idóneo que precisa cada persona en cada momento.
Además, es muy importante la prevención, iniciar temprano los cuidados de la piel, ya que, si se corrigen precozmente los problemas que van apareciendo como consecuencia de la constitución genética o malos hábitos, mejores resultados obtendremos y podremos ralentizar el envejecimiento cutáneo e incluso prevenir alteraciones que, de no ser tratadas a tiempo, sólo se podrían paliar más adelante pero no suprimir.
¿Cuáles son los tratamientos que ofrecen mejores resultados?
El éxito de un tratamiento está en resultados naturales que respeten las facciones y belleza particular del paciente, realzando y dando frescura al rostro. La idea es que “no se tiene que notar”, es decir, no debe ser un cambio drástico y llamativo ni que se pueda adivinar qué tratamiento se ha realizado esa persona.
Algunos de los tratamientos más demandados y con los que se obtienen resultados impecables son el uso de toxina botulínica para conseguir una mirada descansada y los hilos tensores para restaurar la firmeza.
También brillan por su efectividad los tratamientos con ácido hialurónico, que permiten desde reposicionar tejidos y recuperar volumen, hasta borrar literalmente las arrugas peribucales o de fumador con un resultado excelente.
Las claves para el éxito de un tratamiento son la técnica y la experiencia del profesional, el uso de productos y aparatos de la mejor calidad y lo más fundamental; un buen diagnóstico.
Es muy importante entender lo que al paciente no le gusta de su rostro y quiere mejorar, para así poder aconsejar lo que mejor se adapta a su fisonomía y personalidad.
Si nos hacemos un tratamiento y dejamos de acudir a las siguientes sesiones, ¿la piel envejecerá más rápido?
No, en ningún caso ocurre eso. Si se interrumpe la pauta que el médico aconseja, los resultados serán escasos y no se cumplirán las expectativas, pero no se envejece más rápido. Otra cosa es que no se cumplan las recomendaciones establecidas por el médico. Por ejemplo, si se prescribe y realiza un peeling, sea químico o mediante láser, el paciente tiene que saber que no debe tomar el sol.
Si posteriormente se expone a la luz solar de forma intensa, pueden aparecer las pigmentaciones que se habían tratado y corregido e incluso tener un empeoramiento de las mismas, aparecer otras nuevas o un deterioro mayor de la piel.
¿El paciente necesita alguna preparación previa para estos tratamientos?
Depende del tratamiento. En general, se recomienda tener una buena higiene de la piel. Es importante efectuar un buen diagnóstico e incluso historia clínica para conocer si hay antecedentes de herpes simple en las zonas que se van a tratar, en ese caso debe realizarse una prevención.
También es importante conocer los medicamentos que toma de forma habitual, por ejemplo, analgésicos del tipo aspirina o AINES que pueden facilitar un sangrado excesivo y provocar hematomas que siempre son indeseados. Si no hay contraindicación expresa, es preferible evitarlos durante una semana antes de cualquier tratamiento inyectable. Y por supuesto hay que evitar realizarlos cuando hay otro tipo de infección aguda en la zona.
¿Cuál es la mejor época del año para realizarse un tratamiento de medicina estética facial? ¿Existe alguna complicación en verano?
Los tratamientos despigmentantes, los peelings químicos (salvo los expresamente indicados para realizar durante todo el año) y los láseres, deben realizarse en periodos de otoño/invierno, cuando las horas de sol son menores. Los demás tratamientos pueden realizarse durante todo el año. Pero siempre se recomienda no exponerse al sol durante los primeros quince días después de cualquier tratamiento inyectable y utilizar un fotoprotector de +50 durante ese tiempo en las zonas inyectadas.
La complicación en verano viene determinada por la exposición solar que podría ocasionar pigmentaciones en las zonas tratadas, y por el exceso de calor, que puede prolongar la duración de la inflamación propia de algunos tratamientos inyectables.
Fuente: topdoctors.es
